Cuando les cuentes a tus familiares cómo han sido tus vacaciones en las instalaciones de IFA Villas Altamarena, lo único que podrán sentir es envidia.
Sentirán una pizca de celos al imaginarte en un lugar tallado por la brisa marina del océano Atlántico, en unas villas que poseen acceso directo y privilegiado a una de las playas más bonitas y exóticas de España: la playa de Jandía.
Se quedarán con la boca abierta cuando les hables del completo desayuno que te hemos llevado directamente a tu bungalow para que pudieras saborearlo viendo el amanecer. Un desayuno repleto de panes, embutidos variados, café caliente y un sinfín de exquisiteces.
Y esa misma boca abierta se les hará agua cuando les describas las increíbles texturas y matices de la magnífica oferta gastronómica del Hotel IFA Altamarena. Una apuesta culinaria por los sabores locales con ciertos toques de lo mejor de la cocina internacional y que pudiste probar pagando un pequeño suplemento.
Pero lo que realmente despertará su envidia será la facilidad con la que la aventura estuvo siempre al alcance de tu mano. Gracias a un coche de alquiler gestionado en un abrir y cerrar de ojos, pudiste recorrer la isla, perderte en sus paisajes volcánicos y descubrir rincones ocultos donde el tiempo parecía haberse detenido. La recepción del hotel, abierta las 24 horas, fue un faro de tranquilidad, siempre lista para resolver cualquier necesidad o responder cualquier pregunta.
Y entonces llegará el momento de hablar del ocio, de cómo, a tan solo diez minutos a pie, el Hotel IFA Altamarena desplegaba un abanico de experiencias para todo tipo de huéspedes. Jardines tropicales por los que paseaste sin prisa, piscinas en las que flotaste mientras el sol te acariciaba y espectáculos magníficos que llenaron tus noches de magia. Les hablarás del tiro con arco, de cómo sentiste la adrenalina en cada flecha lanzada, de la diversión del ping pong, del ritmo envolvente del Aqua Gym y de la alegría de los niños en la animación infantil.
Y mientras relatas cada detalle, mientras ellos intentan imaginarlo, sabrán que ningún relato, por más detallado que sea, podrá igualar la experiencia real. Y aunque intenten ponerse en situación, tendrán la certeza de que la única manera de comprenderlo será vivirlo por sí mismos.